"Por sí misma, Irlanda no puede hacer mucho daño a Europa. Lo mismo se puede decir de Grecia y Portugal", asegura Paul Krugman en su último artículo en 'The New York Times', titulado 'The Spanish Prisoner'. "Son tapas", continúa el Nobel de Economía, que subraya que "España es el plato principal".
Tras esta introducción, Krugman hace una analogía entre las economías de España y Estados Unidos que, a su juicio, han sufrido problemas muy similares, como una burbuja inmobiliaria y un incrmento del desempleo y del endeudamiento del sector privado.
El Nobel señala que Estados Unidos ha podido salvar la situación gracias a que no ha tenido problemas para financiarse a pesar de la crisis de la deuda pública y al hecho de que tiene el control sobre su moneda, el dólar.
Por ello, Krugman concluye que el mayor problema de España es el euro. Y, aún más, cree que España es "prisionera del euro".
El economista señala que si España tuviera el control de su moneda, debería devaluarla para hacer más atractivas sus exportacione y más competitivas a sus empresas.
Como esto no es posible, Krugman recomienda, como ya ha hecho en anteriores ocasiones, una "devaluación interna" mediante la rebaja de salarios y precios.
"Y una devaluación interna es un asunto muy feo", explica Krugman. Y enumera los motivos: es lenta, provoca varios años de tasas de desempleo altas y suele ir acompañada de una caída de los ingresos de las empresas, a pesar de que su deuda sigue siendo similar.
"Todo esto significa perspectivas económicas muy pobres para España en los próximos años", concluye Krugman.
"¿Debería España escapar de esta trampa, dejando el euro y reestablecer su propia divisa? ¿Lo hará?", se pregunta el economista. Y responde a ambas cuestiones: "probablemente no".
"España lo haría mejor ahora fuera del euro si no lo hubiera adoptado nunca, pero intentar abandonarlo crearía una enorme crisis bancaria", asegura Krugman.
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